El profesionalismo se cita a menudo como una condición clave para conseguir un trabajo, para mantenerlo y para crecer en una compañía, pero ¿qué se entiende por profesionalismo? El término no siempre es tan claro. Pareciera que es un concepto ambiguo o vago, aún cuando todos concuerdan que es crítico mostrarlo si queremos mantener un trabajo que nos interesa, o mejor aún, si queremos desarrollarnos dentro de una empresa. Entonces cabe preguntarse ¿Qué variables se están poniendo en juego cuando se habla de profesionalismo? ¿Qué conductas y actitudes muestran personas que son reconocidas como muy profesionales? ¿Cómo se nos evalúa el profesionalismo?
Sabemos que el profesionalismo no viene dado por los estudios ni por los cartones que posea una persona, y aunque es muy importante que se demuestre competencia en aquello que se realiza, es tanto o más importante las actitudes y valores que muestre la persona en su trabajo. El profesionalismo por tanto, se relaciona fuertemente con el auto liderazgo y la capacidad que tenga la persona de gestionarse a sí misma.
A continuación, presento cinco elementos que considero claves a la hora de evaluar el profesionalismo de una persona.
1- Iniciativa. “Ya terminé ¿en qué más puedo colaborar?”. Esta es una pregunta que pocos hacen, quizás por el temor de verse sobrecargados más tarde con más y más trabajo. Lo que no siempre consideran es que esta es una forma en que las jefaturas visualizan el potencial de los colaboradores, y se relaciona con la proactividad y el entusiasmo que se demuestra sobre el trabajo y la compañía.
La persona que tiene iniciativa es alguien que muestra deseos de aprender y colaborar con otros, participa en más tareas, ofrece ayuda a los miembros del equipo y se involucra activamente en los problemas del negocio. Implica también anticipar situaciones y responder a ellas antes de que sucedan. Estas personas tienen más potencial, y más temprano que tarde tendrán más oportunidades para desarrollarse y crecer en las compañías y trabajos que los motivan.
2- Lealtad. Este es un valor que hace a las personas actuar en forma fiel y recta, y se asocia al cumplimiento del honor y la gratitud. Implica no traicionar la confianza que se ha depositado en nosotros, y va mucho más allá de la simple obediencia de las reglas o las jerarquías. Implica guardar la confidencialidad y competir en forma correcta. También se trata de ocupar bien los recursos que se nos asignan, no utilizándolos para otros fines que no sean aquellos para lo cual han sido destinados.
Es mostrar compromiso, no dando la espalda a colegas, jefes o la propia organización, como por ejemplo, cuando se enfrentan épocas difíciles. Las personas que se cambian constantemente de trabajo reflejan un problema de lealtad que tarde o temprano afectará su currículum y sus referencias laborales. Así, cuando de verdad el trabajo que se está realizando o en la empresa donde se está haciendo resulta poco motivador, es mejor planear bien la salida, conversar con las jefaturas jefes y dar un tiempo razonable y acordado en conjunto para entregar el trabajo y salir bien de esa compañía.
3- Actitud positiva. R. Jeffress plantea que «La actitud es nuestra respuesta emocional y mental a las circunstancias de la vida». Por tanto la actitud es la forma en que enfrentamos las condiciones o circunstancias, sean estas positivas o negativas. Tener una actitud positiva es focalizarse no en lo que está mal, sino en “el vaso medio lleno”. Implica, por ejemplo, no hablar mal de compañeros, jefes o la empresa, y animar a los demás a hacer lo mismo. Es mantenerse al margen de los problemas y los rumores, mantener una postura objetiva ante los conflictos y apoyar en resolverlos. Implica escuchar todos los puntos de vista sin juzgar, y animar a las personas en conflicto a desarrollar soluciones, sin tener necesidad de proporcionar una respuesta. Implica aceptar sugerencias y recibir críticas constructivas de manera madura y respetuosa, mostrando capacidad y disposición a aprender y mejorar. La actitud positiva es un elemento clave para trabajar en equipo y mantener buenas relaciones interpersonales con todos los estamentos.
4- Cumplimiento de compromisos. Se relaciona con la impecabilidad con la que actuamos. Entonces, no basta con que tengamos buena voluntad, lo que por cierto es muy importante. También hay que tener disposición a adoptar compromisos y, una vez asumidos, cumplirlos. De esta forma estaremos construyendo confianzas en nuestra calidad humana y profesional.
Implica, por ejemplo, que cuando decimos “sí” a una petición, hemos evaluado que podemos hacerlo y que nos comprometemos a ello. Y cuando tenemos dudas de nuestra posibilidad para poder cumplir con algo, debemos evaluar primero antes de comprometernos. Pero podría ocurrir que nos hemos comprometido a algo y nos damos cuenta que no podremos cumplir. Entonces, lo profesional es avisar con tiempo y renegociar.
También es importante saber decir que “no” cuando nos hacen una petición y no tenemos la competencia para cumplir o cuando no podremos cumplir con las condiciones de satisfacción que nos solicitan, como por ejemplo, el plazo. Un “no” dicho a tiempo y de buena forma, puede evitarnos muchos problemas, con nosotros mismos y en nuestro entorno de trabajo. Son estos elementos los que construyen nuestra credibilidad.
5- Forma y fondo. Por último, me parece relevante hacer una reflexión en torno a la siguiente pregunta: ¿Qué es más importante, el fondo o la forma? Desde mi punto de vista, ambos, pues son elementos inseparables a la hora de evaluar el profesionalismo. No sólo debemos preocuparnos por el fondo; también debemos poner atención a los aspectos formales de nuestro quehacer.
Imagine un trabajo muy bien diseñado, lleno de datos de interés e información relevante, pero que sin embargo está plasmado en una presentación de mala calidad. Lo más seguro es que pierda valor e interés a la hora de ser presentado a un equipo de colegas o jefes. Por el contrario, una presentación impecable y hermosa pierde todo su encanto y solidez si no contiene buen contenido o no se le ha prestado la suficiente atención a los detalles. Como dice el viejo dicho: lo importante es ser, y parecer.